viernes, 30 de septiembre de 2011

PRIMERA ACTIVIDAD DE LA SEGUNDA UNIDAD.

Del tema: Proceso de la comunicación. Concepto y características de la comunicación y de la información. 
PRACTICA 1. Teoría del Caos y la Información a través del cuento: “La luz es como el agua”La luz es como el agua
Cuento: [Texto completo] de Gabriel García Márquez


En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.
-De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
-Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con un muelle sobre la bahía, y un refugio para dos yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria, y se lo habían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.
-El bote está en el garaje -reveló el papá en el almuerzo-. El problema es que no hay cómo subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espacio disponible.
Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras, y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.
-Felicitaciones -les dijo el papá ¿ahora qué?
-Ahora nada -dijeron los niños-. Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya está.
La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llego a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.
Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.-La luz es como el agua -le contesté: uno abre el grifo, y sale.
De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.
-Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada -dijo el padre-. Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.
-¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer semestre? -dijo Joel.
-No -dijo la madre, asustada-. Ya no más.
El padre le reprochó su intransigencia.
-Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber -dijo ella-, pero por un capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.
Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso.
El papá, a solas con su mujer, estaba radiante.
-Es una prueba de madurez -dijo.
-Dios te oiga -dijo la madre.
El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel, la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles. Salía por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.
Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta del quinto piso, y encontraron la casa rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como una mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida para niños.
Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en la popa del bote, aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros de clase, eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de geranios, de cantar el himno de la escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el Hospitalario se había ahogado en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.

♥Trabajo en equipo
Parte 1
Considerando que muchos de los pasajes están empatados al orden y el caos. A la entropía (desorden) y a la negaentropia (orden).
♥ Podemos observar el orden  mientras compartían un lindo momento como familia en navidad, pero de pronto vino el desorden cuando Toto y Joel pidieron su bote de remos y comenzó la discusión.
♥ En la forma en la que sale el agua de la ducha no es precisamente ordenada, es un caos.
♥ En el patio con el muelle sobre la bahía, podemos encontrar un caos pues el movimiento de las olas en la bahía no lleva un orden, la brisa del mar que en determinado momento hace que la arena vuele  también es un caos, pero aquí encontramos que ese “CAOS” es hermoso.
♥ Hay un orden en el momento en el que el bote se encuentra en el garaje, el caos se presenta cuando no hay ninguna manera de subirlo por el ascensor o por las escaleras  hasta el cuarto de los hermanos.
♥ había un cierto orden en la sala del departamento en donde vivían hasta que los hermanos rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala.
♥ El chorro de luz dorada y fresca como el agua comenzó a salir de la bombilla con desorden.
♥ Siempre había un cierto orden en esa casa, pero al llegar  los miércoles se desataba el caos mientras los padres se iba a  disfrutar un lindo momento junto.
♥ Mientras que todo se encontraba tranquilo en el departamento, en el momento en el que los hermanos comienzan a bucear dentro del departamento y a nadad bajo los muebles esto se hace un caos.
♥ En la presentación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo de la e escuela, y al aclamarlo son había precisamente un orden en esto, sonaba disperso y esto representaba cierto desorden.
♥ Las calles que se encontraban alrededor del edificio donde vivía esta familia se encontraban tranquilas, y el caos empezó cuando se comenzó a derramar del quinto piso una cascada de luz.
♥ Desde el momento en que los bomberos forzaron la puerta del quinto piso pudieron observar el caos que había al ver el sofá y los sillones forrados que flotaban.
♥ Se presenta caos en la cocina pues lo utensilios domésticos volaban por toda la cocina.
♥ Los paces de colores nadaban en desorden
♥ El entorno en el que se encuentra Totó y Joel es un caos en si.
Parte 2
En este cuento de Gabriel García Márquez, podemos darnos cuenta que se presentan diversos actos de caos y de orden, uno  de ellos lo encontramos en el inicio del cuento, en cuanto los niños piden a sus padres un bote y estos se pelean ya que no encuentran sentido de traer un bote a un departamento, pero de alguna forma ellos al tratar de crear un orden en casa y decirles que si ellos obtenían logros en el colegio tendrían lo que pidieran, habían propiciado el caos que ahora había.
También pudimos notar que tanto los niños como los papás tenían una percepción muy distinta del “orden”, ya que el caos llega a casa desde que entra el bote a la cochera, los niños creen que tienen todo en orden al subir el bote al cuarto de servicio ya que "le encontraron un lugar en casa", pero para los papás eso está fuera de lo común, no encuentran sentido el tener un bote en un departamento cuando nunca lo usaran.
Todo esto lleva a los miércoles por la noche, en donde se genera un caos mayor, sus padres salen al cine y los dejan solos en casa, estos inundan la casa de esa “Luz como agua”  para poder usar su bote pero el orden vuelve más tarde, cuando llegan los padres y es como si no hubiese pasado nada.
 El caos final es cuando están en la fiesta y se usa la metáfora de la luz, tratando de explicar que fue agua lo que inundo el departamento e hizo que murieran todos los compañeros de clase de Joel y Totó.

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